to be or not to be

En los últimos meses se puede leer y escuchar un dilema inquietante entre el profesorado ante los recortes en general y los de educación en particular. Dilema con dos posturas incompatibles: o bien hacer una especie de huelga de celo e, interpretando la normativa al mínimo, trabajar lo justo para impartir clase (evitar formación, actividades extraescolares, etc); o bien, hacer lo contrario, e insistir más; no ya en trabajar más horas, sino en hacer más visible ese trabajo para el resto de la sociedad. Sabemos que la sociedad española tiene muchos compartimentos estancos que tienen dificultad para comunicarse entre ellos. Cuando adoptamos posturas tipo ‘huelga de celo’ no sólo perjudicamos a la comunidad educativa directamente relacionada con nuestro centro educativo, sino que estamos contribuyendo a que el resto de la sociedad no entienda completamente lo que hacemos. Tenemos que evitar dar argumentos a los impulsores de los recortes y excusas al ciudadano no docente para que no se vea identificado con nuestros problemas. Mi propuesta es que cualquier acción de legítima protesta sea evidente y que no sea interpretable como una huelga encubierta, donde hacemos una lectura estrecha de la normativa.